JOURNAL
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Journal // 01. Mi historia - Parte I
#01. MI HISTORIA - Parte I
Septiembre es un mes especial y emocionante para mí. Aunque es cierto que toca despedir el verano y reiniciar la rutina, significa también empezar una nueva temporada y celebrar que un año más sigo trabajando en algo que me encanta y me hace muy feliz, aunque no siempre sea fácil y no siempre lo vea todo muy claro.
El 3 de septiembre de hace 7 años, en 2016, se estrenaron los primeros vestidos de invitada que hice a medida, las primeras #invitadasInésFarrés Desde aquel día hasta hoy ha llovido muchísimo, pero siempre me gusta pararme en esta época para echar la vista atrás y ver todo lo que he vivido en estos años y que me ha traído hasta donde estoy hoy.
Para celebrar estos siete años me gustaría haceros partícipes de esta historia y contaros de forma muy breve y esquemática, el camino hasta llegar aquí. Digo breve porque conociéndome, si me pusiera a contaros detalles, anécdotas y minucias necesitaría muchos más posts… Aún así, lo he dividido en dos para hacerlo más ameno pero si os interesa, prometo ampliaros información!
2016 - EL AÑO QUE EMPEZÓ TODO
Estaba en el primer curso de universidad estudiando diseño de moda y lo compaginaba con mi trabajo de canguro y mis prácticas en el taller de novias de Marta Martí, donde me acogieron como a una más desde el primer minuto y me enseñaron a vivir la profesión desde dentro.
Al acabar el curso, durante los meses de verano, me embarqué en la creación de tres vestidos de invitada (para mi madre, para mi hermana y para mí) para una boda que teníamos en septiembre. Fueron un éxito total y ahí decidí abrir la cuenta de Instagram, para enseñar mi trabajo (esos tres vestidos dieron para mucho) y empezar mi propio camino.
Las primeras #InvitadasInésFarrés
2017 - EL AÑO QUE ME HIZO SOÑAR CON QUE ESTO ERA POSIBLE
Era el segundo año de carrera y después de mis tres vestidos del anterior septiembre, varias amigas me habían pedido vestidos de invitada para las bodas que tenían. Aquel año hice 15 invitadas, todo un hito para ser la primera vez que sacaba mi trabajo “fuera de casa. Así, combinaba mis estudios con los diferentes encargos que iba recibiendo y con mi trabajo en la firma Valentina Garí, donde aprendí realmente cómo funciona una firma por dentro, desde el diseño y la creación de las prendas hasta la parte más empresarial, logística y financiera. Unido a todo esto, a mitad de curso, mi compañera de uni y amiga Mar me propuso el proyecto que sin duda marcó un antes y un después: crear con ella el vestido de novia que le había encargado Clara, una conocida suya. Y así llegó la primera novia real, la primera con un vestido hecho por nosotras de inicio a fin. Por mucho que pasen los años, y aunque ahora seguro que le encontraría mil fallos, siempre será uno de los vestidos más especiales para mí.
El patrón del vestido
de Clara en la uni
Clara en su gran día
2018 EL AÑO QUE ME CONFIRMÓ QUE TODO ESTO ERA POSIBLE
Mi amiga Ari y yo éramos
las#InvitadasInésFarrés de la boda de Cristina
Era el tercer año de carrera y había conseguido prácticas en una de las firmas de mis sueños, la francesa Laure de Sagazan, donde trabajaría durante los dos años siguientes. Por aquel entonces estaba en la parte de taller arreglando los vestidos de las novias, donde aprendí la importancia (y la dificultad) de que un vestido por dentro esté igual de bien hecho que por fuera. Todo ello lo combinaba con los pedidos de vestidos a medida que me seguían llegando (aquel año hice 18 invitadas), ya no solo de amigas sino también de amigas de amigas e incluso, de personas desconocidas. Un punto de inflexión para descubrir la efectividad del boca a boca y convencerme de que seguir con este proyecto era posible. El otro punto de inflexión para convencerme fue, sin duda, el vestido de novia que me encargó Cristina, el primero que hacía yo sola y que abriría el camino de todas las novias que vendrían después.
El vestido de novia de Cristina
2019 - EL AÑO DEL CAMBIO DE CICLO
Fue uno de los años más intensos pero a la vez uno de los que recuerdo con más cariño por todo lo que supuso y todo lo que viví, tanto a nivel profesional como a nivel personal.
Era el último año de carrera y seguía compaginando la universidad con el trabajo en Laure de Sagazan, esta vez en la parte de ventas atendiendo a las clientas, donde pude familiarizarme con el trato con las novias y sus familias, haciendo casi un master sobre la psicología de las novias y todo lo que las envuelve.
En la universidad me enfrentaba al proyecto final de carrera, una colección de 8 looks que decidí llevar a mi terreno y hacerla de vestidos de novia. Una época de muchísimo trabajo y bastante dosis de estrés que mezclaba con los encargos que me seguían llegando. Aquel año fueron muy especiales ya que a las 16 invitadas que hice a lo largo de aquellos meses se sumaron 2 novias muy importantes, ya no solo por hacer sus vestidos sino por sus bodas en sí: mi hermana Paula y Clara, una de mis mejores amigas. Una responsabilidad y un honor que disfruté en grande y que me hizo muy feliz.
Fue el primer año, además, que tuve un pequeño espacio “propio” para hacer las pruebas de los vestidos, que hasta entonces siempre eran en mi casa o en casa de las clientas. Era en el showroom de la firma de Dark Green que Inés, su creadora, me prestaba cada vez que necesitaba citar allí a mis clientas. Nunca podré agradecerle lo suficiente la confianza que puso en mí y su gran ayuda.
Mi colección de final de carrera de vestidos de novia
Ayudando a mi hermana
en su boda
Una prueba en mi primer "espacio propio"
CONTINUARÁ...
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